Desde pequeños siempre nos han dicho nuestros padres, nuestros profesores, nuestros abuelos... que teníamos que estudiar para poder tener un buen futuro, y casi lo considerábamos una obligación. A medida que nos hemos ido haciendo más mayores hemos comprendido que no es ninguna obligación sino una elección sobre tu formación, decidir sobre tu futuro.
Pero comienza el gran problema, y cada vez vemos más casos de gente con carreras viviendo en el extranjero, o trabajando en un restaurante (que no digo que trabajar en un restaurante sea malo) el que tiene suerte de tener un trabajo, y constantemente nos preguntamos, ¿merece la pena estudiar?
El grupo que expuso este trabajo en clase dividió a la clase en dos grupos, unos debían estar a favor de los estudios, y otro en contra, y la verdad es que nos sorprendió a todos la cantidad de argumentos que se sacaron desde ambos puntos de vista, entonces, ¿qué esta pasando en la sociedad?
Una vez que terminamos los estudios, queremos trabajar, pero empieza la pescadilla que se muerde la cola, las empresas quieres a gente además de formada, con experiencia, lo que es un poco contradictorio, es decir, acabamos todos sin trabajo porque no tenemos experiencia, pero si no nos contratan, ¿cómo vamos a conseguirla?
Aunque en miles de ocasiones nos dan ganas de tirar la toalla, soy de las que piensan que es mejor tener una buena formación, aunque no consigamos trabajo, pero, tendremos más oportunidades que los que no la tienen.
El estudio es una herramienta básica para la obtención de información, y ésta es muy útil para la supervivencia de la humanidad. Estudiar es importante ya que es la base para el desarrollo de las sociedades y el bien común.